1 de Septiembre del 2020
Querido diario:
Cuán fuertes suelen ser muchas veces los miedos, la entrega de confianza (y sobretodo lograr mantenerla), la misma moral que a cada segundo suena en la consciencia advirtiendo lo que no debe ser. Uno resiste, cabalmente centra toda su energía en resistir, en negarse, en luchar por avanzar a su ritmo y a su modo, tomar las riendas (aunque no le corresponda) y dirigir su camino hacia determinado destino (aunque por ahí no sea); pero hay algo, un algo que crece en el interior, que cosquillea, con la yema de los dedos, el alma; esa curiosidad que envuelve e inquieta, que seduce, que dulcemente se contonea frente a nosotros y nos invita a bailar al son de sus ganas y deseos.
Quizá sea morbo el motor de todo, quizá sea fascinación, cariño, química, física, no sé, quizá es una mezcla de todo y por ello el deseo es tan explosivo. Tanto que desemboca en un deseo delicioso por dejarse llevar. ¿Debería dejar de luchar conmigo misma y dejarme llevar? Oh, querido diario, qué dilema!!! Estoy fascinada, cautivada, y mi curiosidad por probar es inmensa, tengo sed de experimentar y reinventar, tengo ganas (muchas ganas) de dejarme arrastrar por su deseo.
Y es que a veces, querido diario, luchar agota, ir contra todo termina por fastidiar, guardar la compostura y procurar el qué dirán, termina por hacerte perder la cabeza. ¿No es acaso una delicia rendirse y entregarse a merced de los instintos? ¿De las pasiones?, ¿no es acaso en ese momento cuando llega la revelación y todo se torna más claro? Pfff!!! Dejaré de luchar contra mis miedos, contra mis dudas y angustias, contra mí...dejaré de hacerlo y me rendiré ante aquello que me enloquece, dejaré que mi ser explote en un éxtasis tan sublime que alcance la calma, me rendiré, me entregaré, porque me agoté de ir contracorriente, de huir, de fingir que no me cautiva, que no me atrae... y sé, querido diario, me gustará. .
Con amor, Jess.
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