30 de Enero del 2021
Querido diario:
Dicen que los perros son el mejor amigo del hombre, y es que su absoluta nobleza les hace confiar al cien en una persona. No importa cuándo, ni cómo, ni dónde. Un can siempre está dispuesto a arriesgarlo todo por ti, para protegerte.
Yo soy una hija de la chingada, es cierto. Y cuando quiero soy el diablo en persona. Pero si algo me jode mucho, es ver como maltratan a un animalito. Desafortunadamente, hay muchos hijos de puta que gozan con ello, lucran con ellos y encima les causan dolor. Y la neta no entiendo por qué, seguramente tienen mierda en lugar de cerebro y es por ello que no les funciona bien y hacen pendejadas (o quizá ni la puta mierda quiso quedarse con ellos).
Este es Rayo -uuy qué pinchi nombre tan creativo, lo sé-. Un peludo que conocí una vez, hace algunos años (antes de conocer a mi argento), cuando paseaba por la ciudad. Recuerdo ya era tarde -mucho muy tarde-, caminaba yo sin mucha precaución -típico de mí-. De pronto noté dos putos cabrones me seguían (sí, sentí miedo carajo). Apreté el paso y terminé en un puto callejón -claaaro, no podía ser diferente-. Diooos, ahí estaban ellos a escasos metros de mí, mi corazón acelerado, mis manos sudando frío y sólo pensaba "estoy jodida". Y justo cuando sentí ya no había más, apareció en chinga un héroe peludo y de cuatro patas. Rayo salió de entre unas cajas se paro firme junto a mí y enseñó los colmillos gruñendo. Se veía impresionante. Uno de esos hdp quiso acercarse y Rayo lanzó la mordida. No les quedó de otra que retirarse y yo respiré aliviada. Un poco dudativa acerque mi mano al lomo de Rayo para acariciarlo y agradecer, el de inmediato -al no ver más peligro- se relajo y sacudió alegre su cola. Lamió mi cara y mi mano y no se separó más de mí hasta que llegué a casa. Lo adopté, o más bien él me adoptó a mí, y desde ese día no se separo más de mí. Rayo se volvió mis sombra, dormía conmigo, comía conmigo, se bañaba conmigo, no había nada que no hiciera por mí. Yo lo amé cada día, disfruté cada segundo a su lado y goce todas, todas sus maravillosas virtudes. Él siempre tan noble y complaciente conmigo y yo no volví a sentirme sola jamás, mucho menos en esas noches frías donde necesite profundamente de él, sentirlo cerca.
Siempre lo recuerdo con mucho cariño, murió hace un par de años de vejez, pero estoy segura que fue feliz y pleno a mi lado. Yo lo fui con él, vaya que si...mucho... totaalmente feliz. Mi dulce y querido Rayo...suspiro...
Con amor, Jess.
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