16 de Noviembre del 2020
Querido diario:
Dominación. Hoy en día me he topado con muchas personas que vociferan ser excelentes Domis (Dominantes). Gente que presume tener basta cantidad de sumisos que le adoran. Pero a la primera, el sumi sale corriendo.
Y es que muchos piensan que dominar es someter y oprimir, doblegar el espíritu del otro, forzando cierta reacción. Obligar. Nada más lejos de la realidad.
Dominar, es un arte. Lograr desarrollar en el otro ese deseo, no, mejor dicho, esa necesidad por entregar por completo la voluntad al otro. Es marcar el ritmo, indicar los pasos, dirigir. Todo ello, fruto del enamoramiento que ha surgido en el sumi, un enamoramiento puro y llano que le permite sentir el deseo de entregarse sin reservas.
Para dominar, hay que saber hacerlo. Es ser consciente que lo más importante es seguir cultivando esa actitud de entrega en el otro. Cómo?? Simple; creando un ambiente de seguridad, protección, reconocimiento, empatía. Es que el otro sienta que importa y así, de manera voluntaria, entregarse.
Dominación, no es tener esclavos, es hacer tuyo a alguien y que este lo disfrute de manera extrema. Porque el miedo, la desvalorización, la ira (sentimientos que pueden surgir con el sometimiento), son efímeros y en cuanto sobrepasen la voluntad. No habrá más a quien someter.
Pero el amor, la fascinación, la admiración, el respeto, la confianza ciega, el sentido de pertenencia y la sensación absoluta de seguridad... uuuffff..... esa prevalece.
Ser dominada es de lo más rico. Claro, no es un tema para todos, ni para muchos. Sino para pocos. Personas cultas, de criterio y fuerte personalidad.
Y por supuesto a mí no cualquiera me sabe dominar, pero él, mi argento, lo hace perfecto, por ello le pertenezco totalmente...
Con amor, Jess.
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